La crisis política que amenaza con fracturar al gobierno socialista de Arona tiene un epicentro claro: el área de Urbanismo y los intereses multimillonarios que confluyen en ella.

Respiren hondo que da mareo solo pensarlo: las licencias que están bloqueadas en esa concejalía en la actualidad suman unos MIL MILLONES DE EUROS EN INVERSIONES proyectadas. En realidad, las gargantas profundas que he consultado llegan a hablar del doble de dinero, o sea, de unos 2 mil millones. Pero como con 1.000 millones ya da de sobra para asombrarse y marearse, he optado por tirar a la baja.

El bloqueo afecta a proyectos hoteleros/turísticos, residenciales y comerciales, e incluye tanto licencias de obra nueva como reformas de envergadura.

Y no es que se haya presentado un aluvión de licencias urbanísticas de sopetón, sino que su resolución está empantanada desde hace años. De hecho, desde 2017-2018 se han resuelto muy pocas solicitudes de licencia y su concesión ha sido muy a cuentagotas.

Y aquí vienen las preguntas clave: ¿Por qué están empantanadas tantas licencias? ¿Por qué es mucho mayor el bloqueo en la resolución de autorizaciones urbanísticas en este ayuntamiento que en otros cercanos?¿Es una parálisis inevitable, fruto de causas ajenas al personal técnico/jurídico y al grupo de gobierno, o es intencionada y premeditada? 

Y ya puestos a hacernos preguntas, poniéndonos en lo peor, ¿a quién o quiénes les podría interesar bloquear el urbanismo aronero? ¿Qué podrían ganar con una operación de parálisis? O mejor dicho: ¿cuánto podrían ganar algunas personas bloqueando proyectos urbanísticos valorados en unos 1.000 millones de euros? No todas las licencias de obra solicitadas tendrían por qué concederse, pues fácil que una parte tenga escollos legales difíciles o imposibles de solventar. ¿Pero son todas ilegales?

Y ahí lo dejo de momento, para que vayan pensando, que eso siempre es bueno.

Ah, y en todo eso no he incluido la revisión del Plan General de Ordenación (PGO) ni la lucha de ambiciones que genera un documento así en un municipio como Arona (por algo han caído en saco roto todos los intentos de las dos últimas décadas para sacar adelante la revisión del planeamiento aronero). Ya hablaremos de eso. De momento tenemos de sobra con las licencias.