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Fuentes municipales indican que el responsable de Grúas Sur ya ha comunicado a sus trabajadores que «levanta el chiringuito y se manda a mudar del municipio».
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Motivo principal de este nuevo descalabro consistorial: el pánico al Caso Arona 4 y a Fiscalía Anticorrupción y lo poco apetitoso que se ha vuelto el contrato económicamente.

La grúa municipal amenaza con sumarse a la estampida del sálvese quien pueda del Aronalipsis Now. El Ayuntamiento de Arona y el municipio en general están representados en color amarillo y naranja. Lo distinguen fácilmente, ¿no?
¿Se han parado a pensar el caos que supondría que un municipio turístico y residencial de 80.000 habitantes se quedara sin servicio municipal de grúa? Ya, de entrada puede parecer hasta positivo porque nos ahorraríamos el disgusto de tener que ir a buscar el coche al depósito municipal y de aflojar pasta para poderlo recuperar (aparte de la multa, claro). Pero piensen un poquito más: garajes y pasos de peatones bloqueados, zonas de carga y descarga inutilizables para vehículos de transporte de mercancías, carreteras colapsadas si uno o varios coches se averían o accidentan…
Pues ojito en Arona, porque es posible que a partir de mañana no tengamos que usar la imaginación para hacernos una idea de lo que podría ocurrir si se prescinde de un servicio municipal esencial como ese. La noticia aún no ha sido confirmada, pero policías haris aseguran que varios operarios de la empresa que tiene atribuida esa prestación (Grúas Sur) les han informado de palabra que su jefe –Luis– les ha asegurado que hoy martes es el último día que asume ese marrón y que a partir de mañana miércoles «desmonta el chiringuito y se manda a mudar». En realidad el responsable de esa empresa ha hecho ya varios amagos de salir pitando con sus grúas del polvorín consistorial aronero (la mayoría por retrasos en los pagos consistoriales). Pero esta vez pinta como más seria su amenaza y es fácil que se decida a irse de verdad.
¿Motivo? Varios. Pero hay uno que pesa especialmente: el Caso Arona 4. Este procedimiento judicial arrancó el año pasado a través de la denuncia formulada ante Fiscalía por un funcionario municipal y tiene a varios servicios municipales en la cuerda floja judicial, entre ellos, éste que nos ocupa. El timón de esta causa lo lleva Fiscalía Anticorrupción (los caso Arona 1 y 2 los lleva la fiscal de Medio Ambiente y el Arona 3, que incluye una parte que también alude al servicio de grúa, un fiscal adscrito a los juzgados aroneros). Y el juzgado que lleva la instrucción ha solicitado ya el expediente municipal relativo a esta controvertida prestación que lleva alrededor de ¡una década! prestándose en precario, o sea, sin contrato vigente. Uy, eso también debería ponerlo entre exclamaciones: ¡sin contrato en vigor! Nada nuevo bajo el sol aronero, pues ocurrió exactamente lo mismo con el servicio de salvamento y socorrismo, así como con el de hamacas y sombrillas de Los Cristianos. Y ya saben cómo acabó la cosa…
En el caso de la grúa, este Ayuntamiento lleva tropecientos años abonando el coste de esa concesión con advertencia de ilegalidad del servicio municipal de Intervención de Fondos. Cuesta entenderlo, ¿verdad? Pfff, como casi todo lo que gestiona el desgobierno de CC y, en particular, el concejal Antonio Sosa, que es un graaaan aficionado a eso de abanderar servicios públicos sin contrato en vigor e, incluso, adjudicados de palabra, sin pagar ningún tipo de canon municipal (aunque sus beneficiarios sí obtienen beneficios cobrando a la ciudadanía y a los turistas). El de grúas al menos se presta con un contrato/pliego vencido (que, tratándose de Arona, CC y Sosárcenas, ya es un montón).
El hecho es que han sacado esta prestación a concurso en varias ocasiones, que el pliego de condiciones es tan tan exigente que ninguna empresa puede cumplirlo y, aquí llega lo más surrealista, que se mantiene la encomienda a la última empresa que lo tuvo adjudicado (en realidad, la única, pues desde los tiempos de Matusalén (mandato 1999-2003) la grúa municipal aronera ha dependido siempre de la misma entidad). Es decir, como ningún candidato reúne los requisitos impuestos por técnicos y políticos para asumir este servicio, el mismo permanece eternamente a cargo de quien una vez los cumplió.
Hubo un tiempo en que tal despropósito fue intencionado. O, mejor expresado, fue conveniente para el concesionario sin concesión y para los gobernantes municipales, pues su extraño don para dejar desierto ese concurso público garantizaba que siempre dependiera de la misma empresa al imposibilitar que otra se lo adjudicara. El interés de los políticos y se cuenta que también de algún-os técnico-s en mantener al mismo adjudicatario al frente de la grúa, según las gargantas profundas consistoriales, sería la generosidad de ese empresario, por ejemplo, en la donación de fondos para la campaña electoral. Además de favorcillos como el de tener contratados a dos policías locales inhabilitados porque, según los tribunales, se les fue la mano en una paliza.
En la etapa de esplendor del Bertismo coalicionero, este empresario fue agasajado con la suculenta concesión de un parking subterráneo y kiosco junto al Palacio de Justicia de Arona. La panda de CC tenía tanto interés en que ese parking ahora aparcado se construyera, que hasta planteó bajo cuerda la modificación del trazado del Tren del Sur. Y no solo eso, sino que el exalcalde inhabilitado por enchufar a dos trabajadoras municipales –entre ellas a una asidua de la plancha electoral nacionalista a este Ayuntamiento y al Cabildo de Tenerife–, incluso ejerció de alcalde-banquero y gestionó el préstamo para esa concesión de parking. Y no solo eso, sino que echó una manita para que su beneficiario cediera los derechos de esa construcción y explotación de aparcamiento a una empresa estatal.
Pero entre que esos chanchullos quedaron al descubierto con las escuchas del Caso Arona 1 y entre que el Plan General de Ordenación se ha ido al carajo por los pelotazos y barbaridades cometidas en su tramitación, el proyecto de parking ha quedado en una olvidada e incógnita nebulosa, como casi todo en este municipio… (y no les extrañe que la bromita acabe costándole un pastón indemnizatorio a las arcas municipales).
Hay más escándalos en torno a la grúa aronera, como, por ejemplo, el pago de ¡un millón de euros! por la custodia de vehículos en el depósito municipal que posee el Ayuntamiento de Arona (sí, leyeron bien, un milloncete de euros por almacenar vehículos en unas instalaciones de propiedad pública, a lo Aronalandia total). Aunque eso es materia del Caso Arona 3 y ahora estamos con el 4 (voy a tener que hacer un croquis de los higa saraos judiciales de este Ayuntamiento acorralado por escándalos de corrupción).
Una vez idos al garete el parking y el negociete del depósito municipal, el servicio municipal de grúa es un marrón. Especialmente si tenemos en cuenta que el Ayuntamiento aronero paga tarde y mal el canon, que el empresario en cuestión tiene que adelantar pasta de su bolsillo y, para colmo, que hay dos investigaciones judiciales abiertas en torno a esta concesión caducada.
Aún así cuesta imaginar que Arona se quede sin grúa. Pero partiendo de que también se ha quedado sin servicio municipal de Mantenimiento (casualmente, otro de los que se investiga en el Caso Arona 4), que el servicio de recogida de animales abandonados está más o menos en las mismas, que la playa de Los Cristianos estuvo un año sin hamacas y sombrillas o que la precariedad del servicio de socorrismo y de baño adaptado para personas con discapacidad nos costó una alerta de peligro por parte del Gobierno Británico y tiene escandalizado al Defensor del Pueblo…
Para más inri, el caos por la suspensión de este servicio recaería principalmente sobre la Policía Local, cuerpo que funciona con tal precariedad y desánimo que está al borde del colapso. En fin… por si no se han dado cuenta, el polvorín consistorial aronero hace mucho que está saltando por los aires y que funciona al sálvese quien pueda. Aronalipsis Now, ¿se acuerdan?