Preámbulo
En Arona hay represealiados políticos. Un montón de gente que está padeciendo ataques verbales y campañas de desprestigio injuriosas y calumniantes. Boicots a sus empresas, intereses y puestos de trabajo (públicos y privados). Tramas para ser excluidos de contratos y servicios municipales por razones personales de los administradores consistoriales. Hay gente que recibe amenazas por perjudicar con sus ideales, opiniones, filiación política o trabajo a los políticos y grupos de poder.
Ha habido incluso amenazas de muerte a un periodista (José Antonio Medina, jefe de la delegación Sur de El Día), a políticos de la oposición socialista y abogados que han desencadenado e impulsado causas judiciales como el Caso Arona (ronda los 100 imputados, la mayoría de ellos cargos públicos) y que ha sacado a relucir los cientos de pelotazos y cambalaches que han protagonizado la entrada de este consistorio en el siglo XXI (pelotazos económicos, urbanísticos, de contratación, de favores,…). Y me refiero entre estos últimos represaliados del régimen aronero sobre todo a José Antonio Reverón, a Francisco García Santamaría y a Felipe Campos.
En Arona se gastan fondos públicos para silenciar a opositores políticos, abogados, periodistas, empresarios y vecinos que puedan perjudicar a los grupos de poder con sus denuncias, críticas, revelaciones, opiniones o sentencias. Muuuuchos fondos públicos.
En Arona hay grupos organizados de políticos, empresarioles, funcionarios, policías, periodistas y abogados confabulados para intentar que no trasciendan los escándalos judiciales y éticos que han protagonizado con especial intensidad la actualidad del municipio durante los últimos años. Eso incluye tramas para quitar de en medio a periodistas y a políticos críticos y/o legalistas. El éxito de esos planes de asalto depende en gran medida del poder que granjea manejar los recursos públicos y la influencia de sus cargos políticos.
Los artífices de esos ataques contra la libertad de expresión, de opinión, a la fiscalización de los cargos públicos y del manejo de los intereses del municipio, y contra la dignidad y la reputación de sus víctimas, tienen nombres y apellidos. Y sus acólitos también. La mayoría de ellos se están sentando en el mismo banco de acusados judiciales (qué casualidad, no?). Pero no se esconden, porque aquí viene lo que a mí más me inquieta,¡creen que tienen derecho a hacerlo!
«¿De qué vale ser empresario poderoso, alcalde o gobernante de un imperio como Arona si no se pueden comprar voluntades y silencios?» Algo así imagino que deben dar por hecho. Se fundamentan también en argumentos de peso como: «las denuncias judiciales están paralizando el Ayuntamiento y la economía del municipio», «por culpa de los que exigen que todo sea legal, el Ayuntamiento está bloqueado», «la difusión constante de escándalos económicos y políticos en prensa están dañando la imagen del municipio y la confianza de los posibles inversores». O sea, comulgan con aquello de «la corrupción genera puestos de trabajo, defiéndela». Para ellos, los que defienden la ley, la justicia, la responsabilidad en la administración de los intereses públicos, los que intentan que la ciudadanía conozca los males que le afectan y pueda hacerse opiniones fundamentadas y, decidir si debe actuar o cómo hacerlo sin demasiado riesgo a ser engañado o a equivocarse, los que exigen igualdad de derechos y oportunidades en el acceso a los contratos y empleos públicos, los que reclaman que el personal municipal contratado logren el puesto por su cualificación, no por su filiación política, relación con un gobernante, peloteo… Para aquellos, estos últimos somos los malos.
Yo soy una de las personas que ha vivido en primera persona todo ese mundo al revés, todo el surrealismo que conlleva y un montón de consecuencias. No todas malas. Ni siquiera digo que soy una de las que ha sufrido dichos ataques, porque a pesar de que ha habido momentos realmente duros y siniestros, para mí ha sido y está siendo una aventura. Jajajajja, ya nos vamos conociendo, para qué negarlo, YO ME LO HE PASADO PIPA. Y me lo sigo pasando piiiiiipa (‘habeimos gente pa toooo’, jajajjaja, está claro).
Pero no me da la gana de seguir callada. O sea, vamos a ver, yo callarme me he callado poco, porque además he tenido el privilegio de ser durante cinco años una de las periodistas de Tenerife más libres y respaldada por mis jefes. Mi angustia en esa maravillosa etapa profesional no era luchar contra la censura que padecen la mayoría de compañeros de otros medios, sino no estar a la altura de semejante privilegio, no aprovechar hasta el último atisbo de libertad para dar a conocer todos los temas graves de corrupción abusos injusticias irresponsabilidades y mentiras que rodean a la administración de los intereses de los ciudadanos de Arona.
Ser la pluma más libre, la más crítica y más conocedora de los entresijos políticos, empresariales, periodísticos y consistoriales de Arona (trabajé cuatro años en la delegación Sur del Diario de Avisos, 11 meses como jefa del prensa del Ayuntamiento de Arona y cinco años y medio como jefa de la delegación sur de La Opinión de Tenerife, y además nací y vivo en Arona), obviamente, me ha situado en el centro de la diana de los atacantes que mencioné antes y, con especial virulencia, de los protagonizados por el alcalde, Berto González Reverón.
Es increíble que historias como la mía pasen en pleno siglo XXI aquí mismo, donde vive y trabaja uno. Y peor aún, que lo que me ha ocurrido a mí no haya sido un caso aislado y excepcional, sino prácticamente la tónica general en el municipio. Somos cientos los represealiados por el régimen bestista y por los grupos económicos a los que ampara. En este blog, sus comentarios, han dejado buena muestra de ello en lo que respecta a los represaliados más públicos (José Antonio el de la mochila, Paco Santamaría, Felipe Campos y yo).
¡Yo!, jajajaj. Me ha hecho tanta gracia siempre que una simple plumilla de sur como yo haya podido estar en medio y en primera línea de tantos embolados…, y de haber sido tantas veces el detonador que ha desquiciado a los poderosos que tratan de imponer Su No Ley (o sea, la ley del más fuerte)… Ha sido una auténtica aventura. No siempre divertida, ni agradable. Pero casi siempre apasionante, enriquecedora y llena de satisfacciones profesionales y personales. Porque, muy a pesar de los atacantes que cité antes, en Arona hay mucha gente que cabrea con las injusticias, ilegalidades, abusos, irresponsabilidades y cafradas de los cargos políticos y de sus protegidos. Unos alegan, otros critican, otros denuncian en los juzgados o en prensa, unos cuantos intentan arreglar las cosas desde la política, desde el Ayuntamiento, Policía, asociaciones, música y, como novedad, desde redes sociales como Facebook y la Web en general. Gracias a todos los de ese grupo por el respaldo y ánimo que me han dado todos estos años. Jajaja, pero igual se les ha ido la mano, porque estoy de un eufórico.
(Sigo luego, me voy a la ópera 😉 ).
Su narcisismo, falta de escrúpulos y ausencia de encaje crítico le llevaron a inventar que me había despedido del Ayuntamiento y hasta a ‘comprar’ con dinero público mi despido en La Opinión
–>Estos son los titulares de mi próximo post. Prepárense, jeje, ya les había prevenido. Much@s se van a llevar una impactante sorpresa. No solo por mi historia de persecución periodística, sino por la que han vivido también casi todos los periodistas de Sur que han osado ser críticos con el alcalde de Arona o publicar alguna información que le perjudicara.
Porque en Arona, por si alguien no se ha coscado, hay censura. Y nos cuesta muy cara a tod@s los aroner@s… en todos los sentidos.
–> Uy, y antes de que empiece la jornada de reflexión (que tampoco es que se suprima la libertad de opinión este día), quería dejar constancia de que, en mi opinión, Berto representa una de las imágenes más escandolas de la corrupción en España. Es un icono de la cutrez, de desvergüenza y de falta de respeto por las leyes y los principios democráticos. Ha llevado al máximo exponente el enchufismo, el chanchulleo, los tratos de favor, el despilfarro,… y lo peor, es que lo justifica… casi como si creyera que es que tiene derecho a hacer todo eso porque así es la política. Para mí, es un gestor peligroso para el interés público. Y tengo miles de razones para creerlo… aunque respeto a quienes piensen lo contrario (jajaj, faltaría más).
Y eso sin entrar en su torpe e irresponsable gestión del Ayuntamiento y del municipio…
–>Jeje, para que se entretengan, les posteo un artículo apoteósico que le dedicó la entonces subdirectora del periódico La Opinión. Jajaja, ni imaginan lo que desencadenó este perfil crítico humorístico (jeje, se lo dedico a los bertistas que creen que yo me paso, xd, si yo hago crítica de juguete al lado de plumas atómicas como la de la Ruano).
Faltan más documentos y la historia que llevan aparejada. Ya los postearé, tranquis.
Mi renuncia como cargo de confianza del Ayuntamiento de Arona (la tuve que presentar a través del registro municipal porque Berto no la aceptaba en mano).

El aumento de sueldo que Berto me había hecho apenas tres meses antes de mi dimisión (según pone en el documento, porque curraba mucho.¿Peroooo…no dicen los bertistas que el alcalde me echó por lo gandula que era).

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Subida de categoría (de ‘administrativa de prensa del Ayuntamiento’, a jefa de prensa) Acordada y formalizada por Berto 
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