El alcalde imputado de tráfico de influencias, ya fue vapuleado judicialmente en 2004 por su arbitrariedad, ilegalidad, temeridad y mala fe en materia de contratación
El enchufismo en el Ayuntamiento de Arona no es ninguna novedad para los vecinos, ni para los trabajadores municipales, ni para el actual alcalde y, ni siquiera, para los tribunales.
El primer edil aronero, Berto González Reverón (de Coalición Canaria), recibió las primeras sacudidas judiciales por sus contrataciones ilegales de personal apenas un año y medio después de haber llegado a la Alcaldía: En noviembre de 2004 el magistrado del juzgado de lo Contencioso Administrativo número 3 de Santa Cruz de Tenerife declaró ilegales y anuló al menos tres contrataciones realizadas mediante decreto bertista (creo que eran cuatro, pero solo he encontrado tres de las sentencias). Y miren por donde, de aquellos lodos ilegales vino una de las cuatro patas que tienen enfangado al alcalde en el Caso Arona por un presunto delito múltiple de tráfico de influencias.
Esos contratos laborales decretados por Berto en diciembre de 2003 (había llegado a la Alcaldía en mayo de ese año) fueron tan escandalosos, que el propio Gobierno de Canarias los denunció en los juzgados. Las sentencias fueron aniquiladoras (aunque luego otro magistrado, el del Caso Arona, ha constado que el alcalde no escarmentó en ese sentido. Bueno, dejó de enchufar gente por decreto, eso sí…).
Arbitrariedad, ilegalidad, temeridad y mala fe.
En ellas magistrado concluyó que “procede declarar la nulidad de la contratación efectuada, sin perjuicio de la eventual responsabilidad de otro orden en que hay podido incurrir el Alcalde de la Corporación demandada, al haber acordado la misma de forma arbitraria, pese a las acertadas advertencias de ilegalidad efectuadas tanto por la Jefe de Sección como por el Interventor del Ayuntamiento demandado, conforme se acredita en los folios 2 y 3 del expediente administrativo, remitiéndose copia de la presente sentencia al Ministerio Fiscal a los efectos oportunos, procediendo de otra parte imponer las costas a la Administración demandada habida cuenta de la manifiesta temeridad y mala fe habida en su actuación procesal”.
Esa frase que he reseñado en negrita y la evidencia de que Berto no escarmentó ni un poquito en ese sentido, llevaron al letrado Felipe Campos en 2007 a incluir dichas sentencias en la denuncia que desencadenó el Caso Arona con la intención de que fueran juzgadas las posibles responsabilidades penales en que haya podido incurrir el alcalde con sus decretazos laborales (dado que, entre otras cosas, su ilegalidad supuso una carga para las arcas municipales -una constante habitual desde que dirige el Ayuntamiento-).
Devoción del «honrado y honesto» alcalde por el enchufismo.
Las escuchas telefónicas ordenadas por el magistrado instructor del Caso Arona ese año (2007) corroboraron que esas ilegalidades no habían sido ocasionales, y que el alcalde es un ferviente e incorregible devoto del enchufismo y de las ilegalidades (según él y sus seguidores, porque es «un alcalde cercano al pueblo», porque es «honrado y honesto» y porque quiere «ayudar a los vecinos).
Esas escuchas han sacado a la luz que transformó la alcaldía municipal en una especie de agencia de empleo supervisada por él para designar de forma totalmente arbitraria la elección del personal del Ayuntamiento, de la Policía Local, de los servicios municipales subcontratados (como limpieza y jardines) y de cuantos recursos pudiera abarcar con el poder que le arroga su cargo (juzgados, cámara de comercio…). Tales contratos, como refleja claramente la transcripción policial de dichas escuchas telefónicas, han sido ‘concedidos’ como favores personales suyos (de ahí su imputación y la de parte de su equipo por presuntos delitos de tráfico de influencias). Además, ha quedado constatada su afición a amañar incluso procesos selectivos de personal (oposiciones) para que los mismos favorecieran a sus ‘elegid@s’. En estos amaños, han participado también funcionarios del Ayuntamiento de Arona (algun@ de ellos jefes de sección).
Sus desvelos por favorecer a sus elegid@s para los puestos de trabajo de la Administración Pública aronera le han llevado incluso a facilitar temarios de oposiciones a sus favorit@s y a promover el diseño de procedimientos selectivos de personal adaptados al milímetro al perfil de sus escogid@s.
Cientos de enchufados por el alcalde más eléctrico.
La documentación del citado Caso Arona acredita que ese gesto de «honradez y honestidad» de Berto en los procesos de contratación consistorial han beneficiado al menos a 100 personas. Y seguramente no me quedaría corta si dijera que esa política de contratación bertista basada en el favor y en el chanchullo ha beneficiado solamente entre 2007 y 2009 -mientras su teléfono estuvo pinchado por orden judicial- a más de 200 personas. Claro que si estimamos que fue concejal con representación en la Junta de Gobierno Local desde 1995 hasta 2003 y que es alcalde desde 2007, ese cómputo de enchufes puede quedarse bastante corto…
Uy, otro dato interesante que casi se me escapa: buena parte de esos agraciados por la honradez y la honestidad de Berto, son familiares suyos y afiliados de Coalición Canaria (categoría esta última que incluye también a integrantes de sus planchas electorales de 2007 y de 2011).
Periodistas, políticos, vecinos y haristas requetechungos.
A Berto y a los bertistas les indigna soberanamente que salgan a relucir tales prácticas cuanto menos inmorales. A quienes han competido por esos puestos de trabajo público en condiciones de desigualdad e inferioridad de condiciones, a los legalistas y defensores del Estado de Derecho y a los haristas, nos indigna ese tipo de prácticas políticas, que sus autores no pidan disculpas ni asuman responsabilidades cuando han sido pillados (porque condenados o no, es impepinable que han sido pillados por la oposición, por la Policía Judicial, por jueces, fiscal…). Qué chungos somos algunos, mira que airear y criticar esas desviaciones políticas en plena campaña electoral… Y mira que escandalizarnos por que un político imputado y pillado en esos menesteres vuelva a presentarse a las elecciones como si nada… Hay que ver, qué requetechungos somos algunos!!!
Pobre Berto, pobres bertistas, pobres enchufados, pobres familiares de todos ellos, pobre Coalición Canaria… Está claro que ni los miembros de la oposición, ni los candidatos de otras planchas políticas, ni los periodistas, ni los vecinos que criticamos tales prácticas tenemos perdón ni excusa. Casi que no tenemos derecho a criticar tampoco… Y menos ahora que el propio alcalde pluriimputado ha dejado claro que «ha triunfado el bien sobre el mal», JAJAJAJAJAJAJAJJAJA, qué frase más apoteósica, jajajajajajajajaj. Xd, ha superado hasta lo de «he podido meter la pata pero no la mano» y lo de que en el Ayuntamiento de Arona «siempre se ha hecho así» la ignorada a las leyes. Y encima no criticamos a los políticos de otras siglas no imputados!! Qué fuerte, y tampoco criticamos a los denunciantes que han provocado que todo eso salga a la luz!!!!
No sé haristas, vamos a tener que hacer algún propósito de enmienda o penitencia por nuestras faltas, para ver si los ofendidos bertistas nos perdonan, jajajajajajajajaj.
¿Presunción de inocencia? Sí, claro… E indicios fehacientes de corrupción, también.
Por cierto, ¿alguien tiene curiosidad o interés por leer el sumario del Caso Arona?