El impulsor del Caso Arona y descubridor del gasto ilegal de millones de euros públicos en secreto, ha sufrido en su batalla anticorrupción amenazas, insultos, boicots económicos, intentos de soborno, trampas documentales, brujería…
Entre todas las historias interesantes que he conocido durante la década que he trabajado en prensa tinerfeña, hay unas cuantas dignas de ser relatadas en un libro. Las torres de Vilaflor, el crimen organizado de la multripropiedad y la seguridad privada en la etapa Palmer-Mohamed, el Caso Nooctúa y el Caso Kiscubi, el Caso de las Hamacas, el Caso Compostela Beach, Son Latinos, Puerto de Granadilla, el Quijote Berto, Camping Nauta, el Caso Arona (cómo no, jeje). Y algunas más…
La más apasionante de todas ellas, sin duda, es la historia de José Antonio Reverón. Un tipo fundamentalmente normal que, paradójicamente, es extraordinariamente peculiar. Y cuya vendetta política contra la corrupción aronera y contra el caciquismo disfrazado de democracia que ha regido Arona, le han granjeado durante los últimos años insólitas ‘aventuras’. Bueno, también desventuras. Y yo he tenido el privilegio de conocer muchas de cerca, xd, y de pasármelo pipa. No sé si se han dado cuenta, pero yo, cuanto más fuertes, graves, surrealistas, rocambolescas y asombrosas son las movidas, más risa me da 😉 , y con él, les aseguro que he tenido las carcajadas a flor de piel constantemente -a la cara, claro, yo siempre me río de frente-.
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