Aunque los que mandan hablen de Transparencia y Democracia Participativa, los hechos me dicen otras cosas…
«Según El contrato social de Jean-Jacques Rousseau, se define OCLOCRACIA como la degeneración de la democracia. El origen de esta degeneración es una desnaturalización de la voluntad general, que deja de ser general tan pronto como comienza a presentar vicios en sí misma, encarnando los intereses de algunos y no de la población en general, pudiendo tratarse ésta, en última instancia, de una «voluntad de todos» o «voluntad de la mayoría», pero no de una voluntad general.
Según el filósofo escocés James Mackintosh (1765-1832) en su Vindiciae Gallicae la OCLOCRACIA es la autoridad de un populacho corrompido y tumultuoso, como el despotismo del tropel, nunca el gobierno de un pueblo».
–>Consultar artículo íntegro y en su versión original en Wikipedia pinchando aquí.
Les pongo algunos extractos del artículo:
Introducción sobre Oclocracia:
Oclocracia o gobierno de la muchedumbre (del griego ὀχλοκρατία, del latin ochlocratia) según la visión aristotélica clásica es una de las tres formas específicas de degeneración de las formas puras de gobierno, en concreto de la politeia. A veces el término se confunde con tiranía de la mayoría dado que están íntimamente relacionados.
(…) La democracia es el gobierno del pueblo que con la voluntad general legitima al poder estatal, y la oclocracia es el gobierno de la muchedumbre, es decir, la muchedumbre, masa o gentío es un agente de producción biopolítica que a la hora de abordar asuntos políticos presenta una voluntad viciada, evicciosa, confusa, injuiciosa o irracional, por lo que carece de capacidad de autogobierno y por ende no conserva los requisitos necesarios para ser considerada como «pueblo».
Definiciones:
Polibio, historiador griego, en su obra Historiæ, VI, 3, 5-12; 4, 1-11, sobre el 200 a. C. llamó oclocracia al fruto de la acción demagógica y la definió como «la tiranía de las mayorías incultas y uso indebido de la fuerza para obligar a los gobernantes a adoptar políticas, decisiones o regulaciones desafortunadas». «Cuando esta (la democracia), a su vez, se mancha de ilegalidad y violencias, con el pasar del tiempo, se constituye la oclocracia», Historiae, VI, 4. Según su teoría anacyclose -teoría cíclica de la sucesión de los sistemas políticos (a la que alude Maquiavelo)- la oclocracia se presenta como el peor de todos los sistemas políticos, el último estado de la degeneración del poder. Polibio describe un ciclo de seis fases que hace volcar la monarquía en la tiranía, a la que hace continuación la aristocracia que se degrada en oligarquía, luego de nuevo la democracia piensa remediar la oligarquía, pero zozobra, ya en la sexta fase, configurándose como oclocracia, donde no queda más que a esperar al hombre providencial que los reconduzca a la monarquía.
Según El contrato social de Jean-Jacques Rousseau, se define oclocracia como la degeneración de la democracia. El origen de esta degeneración es una desnaturalización de la voluntad general, que deja de ser general tan pronto como comienza a presentar vicios en sí misma, encarnando los intereses de algunos y no de la población en general, pudiendo tratarse ésta, en última instancia, de una «voluntad de todos» o «voluntad de la mayoría», pero no de una voluntad general.
Según el filósofo escocés James Mackintosh (1765-1832) en su Vindiciae Gallicae la oclocracia es la autoridad de un populacho corrompido y tumultuoso, como el despotismo del tropel, nunca el gobierno de un pueblo.
–>Oclocracia: Desarrollo material
Es común que dicha situación pueda estar promovida por la influencia de intereses. Ilustres pensadores como Aristóteles, Pericles, Giovanni Sartori, Juvenal, Shakespeare, Lope de Vega, Ortega y Gasset o Tocqueville han advertido de un permanente peligro para la democracia popular: el interés de los oclócratas que ejercen el poder para hacerla degenerar en oclocracia con el objetivo de mantener dicho poder de forma corrupta, buscando una ilusoria legitimidad en el sector más ignorante de la sociedad, hacia el cual vuelcan todos sus esfuerzos propagandísticos y manipuladores.
–>En el desarrollo de esta política, sólo se tiene en cuenta de una forma superficial y burda los reales intereses del país, dirigiéndose el objetivo de la conquista al mantenimiento de un poder personal o de grupo, mediante la acción demagógica en sus múltiples formas apelando a emociones irracionales mediante estrategias como la promoción de discriminaciones, fanatismos y sentimientos nacionalistas exacerbados; el fomento de los miedos e inquietudes irracionales; la creación de deseos injustificados o inalcanzables; etc. para ganar el apoyo popular, frecuentemente mediante el uso de la oratoria, la retórica y el control de la población. La apropiación de los medios de comunicación y de los medios de educación por parte de dichos sectores de poder son puntos clave para quien busca esta estructura de gobierno, a fin de utilizar la desinformación.
–>Así se mantiene un dominio sobre masas en movimiento que hacen valer sus propias instancias inmediatas e incontroladas creando la ilusión de que se impone un legítimo poder constituido sobre la voluntad popular. Sin embargo, tal y como asegura Rousseau en El Contrato Social falta la piedra angular, es decir, la voluntad general de unos ciudadanos conscientes de su situación y de sus necesidades, una voluntad formada y preparada para la toma de decisiones y para ejercer su poder de legitimación de forma plena. De esta forma, en la oclocracia la legitimidad que otorga el pueblo está corrupta, pasando el poder del campo de los políticos al campo de los demagogos.
Filosofía política:
(…)
¿Cómo se pasa de la democracia a la oclocracia? Según Rousseau, la democracia degenera en oclocracia cuando la voluntad general cede ante las voluntades particulares, por ejemplo por artimañas de asociaciones parciales (El Contrato Social, II, 3). Pero en la práctica, es a menudo difícil de determinar cuando se pasa de una voluntad a otra. Actualmente se pueden encontrar afirmaciones, la mayoría motivadas por hechos concretos, de que algunos de los estados demócraticos existentes no son más que oclocracias tras espejismos de democracia.
¿Acaso no te estarás atreviendo a insinuar levemente que en nuestro querido municipio aronero está instaurada esta corrupta modalidad de gobernar? ¿Verdad que no, Blanca…? 😉
¿Insinuando levemente? No no, qué va. De levemente nada… 😉
Jo!! con el articulo… has resumido en unas lineas una de las asignaturas de la carrera(filosofia del derecho «a sensu contrario»). Te felicito porque según he ido leyendo me han venido a la cabeza todos los temas de Rousseau, Hobbes… reconozco que te lo has currado. Felicidades!!!