El alcalde que ha enchufado a decenas y quizás hasta cientos de trabajadores en el Ayuntamiento considera injusto que le inhabiliten por dos contratitos laborales chorra 👿 , jajajaj.
¡¡Qué fuerteee lo del Berto!! Que dice el alcalde condenado a cuatro años de inhabilitación por prevaricación continuada que lo suyo no es corrupción, sino un mini resbalín de nada, puesto que lo único que hizo fue acordar una prórroga de contrato a dos trabajadoras que ya estaban trabajando en el Ayuntamiento. Una exageración judicial inhabilitarle por semejante ñoñada, vamos.
Lo larga con carita apenada y voz de pobrecito, y se queda tan ancho el tío mentiroso. Con razón lo tildó de infantil la jueza que lo ha condenado (a sus argumentos de defensa iniciales, que ‘pal’ caso es lo mismo, jeje).
Como si no fuera vox populi que ha enchufado a dedo en el Ayuntamiento de Arona a decenas y decenas de trabajadores, seguramente a más de un centenar y no me extrañaría que a dos centenares…
Y no en plan chico bueno que actúa de forma desinteresada por ayudar a los vecinos. Nada de eso. Lo ha hecho para beneficiarse a sí mismo. Sí, para sacar un beneficio personal bien clarito: votos, joer. Los votos que le permitieron llegar a la alcaldía, conseguir mayoría absoluta y revalidarla a pesar de sus múltiples imputaciones en mega querellas de corrupción.
El enchufismo masivo de personal en el Ayuntamiento, en sus patronatos, sociedades y empresas concesionarias de servicios municipales ha sido y son su principal fuente de votos, la más fiel y entusiasta.
El mega Caso Arona 1 u Operación Edén, sin ir más lejos, plasma que este recién condenado por prevaricación en otra causa convirtió el Ayuntamiento en una especie de bolsa de empleo u empresa de contratación orquestada desde una especie de Ayuntamiento en negro (administración B) enteramente a su servicio y que funciona-ba como una gran máquina de favores a los electores. Y, entre los mismos, cómo no, han abundado sobre manera los favores enchufadores.
Desde mayo de 2003 el recién llegado a la Alcaldía José Alberto González Reverón animaba a todos los votantes que se cruzaba a visitarle en la Alcaldía para lo que necesitaran, si era urgente, sin cita previa. Le decían a Gladys o a Carmelo -el ex bedel ahora concejal de Urbanismo- que iban de su parte, y listo. Hasta envió nota de prensa extendiendo esa invitación a toodos los aroneros. Podían pedirle cualquier cosa en la que el Ayuntamiento pudiera serles útil, como si fuera la carta de los Reyes Magos. Y BertoMelchor se comprometía a hacer todo lo posible por concederles el regalo.
La respuesta vecinal a su llamada, como no podía ser menos ante semejante chollo, fue masiva. En las primeras semanas de mandato atendió a más de 1.500 votantes en plan rey mago BertoMelchor (ese dato se anunció a los medios con un eufórico comunicado de prensa bertista).
Los vecinos se reunían con él en el Alcaldía o, si eran de confianza, le llamaban por teléfono para pedirle favores para sí, para sus hijxs o nietxs (fundamentalmente curro fijo con horario guapo de mañana-mediodía y de lunes a viernes). Berto les respondía que sí, que no problem, que haría todo lo que estuviera en su mano, que le dejaran los datos a su secretaria y cuñada Gladys (imputada en el Caso Arona 1 por este proceder) y que en cuanto hubiera algo los avisarían de su parte.
Los atendía a trompicones, entre interrupciones telefónicas y de todo tipo, pero decía a casi todo que sí, o un deja ver optimista.
Luego Gladys, Berto y el resto del núcleo duro bertista del Ayuntamiento paralelo que se comandaba desde la Alcaldía al margen de la Ley (para escribir en positivo voy a presuponer que ya no lo hacen así, aunque sea pecar de ingenua 😉 ) se reunían y analizaban qué favores-peticiones eran prioritarias y establecían el orden de selección en las más demandadas y jugosas (trabajar en el Ayuntamiento, en la Policía Local -¿recuerdan la ilegal academia aronera de formación de aspirantes a policía en este municipio?-, en Jardines, Limpieza…).
Puntuaban especialmente en el definidísimo baremo de selección bertista que fueran afiliados al partido, que estuvieran en disposición de serlo o, muy valioso también: que fueran votantes de otros partidos y existiera la posibilidad de atraerlos para CC con esos favorcillos.
Asimismo, daba puntos extra tener mucha familia -o mejor dicho muchos electores potenciales en su entorno-. Pertenecer a alguna asociación, club o colectivo numeroso y tener influencia sobre los mismos -no es lo mismo el presidente o directivo de un club que un simple afiliado-, también proporcionaba puntos guapos para conseguir curro fijo en el Ayuntamiento de Arona. En un momento dado podía contar también ser alguien popular, por ejemplo, ser deportista de prestigio. Todo ello dando por hecho, como no podía ser menos en un sistema tan típicamente clientelar, que los mejor posicionados para optar a los premios laborales que regalaba el Bertismo solían ser las amistades y parientes del alcalde y de su clan de CC.
((Esa baremación se aplicaba también a otros tipos de cultivo de votos, como la elección de beneficiarios de contratos de suministros o servicios. Pero mejor me ciño de momento a lo laboral…))
Cuestiones como la formación, la experiencia o la aptitud para el puesto, sin embargo, solía ser considerado algo secundario, con lo que de entrada muchos candidatxs aptos que no tenían manga bertista pasaban hasta de presentarse a las pruebas (¿o no recuerdan cómo se extendió aquello de que si le pedías trabajo al alcalde te enchufaba casi seguro?).
Como dice-decía Berto, «es más útil un trabajador que puedas hacer a tu mano, aunque en principio no esté preparado para el puesto». Y ahí viene otra pata de la trama enchufadora del bertismo: los trabajadores que metes a dedo te deben un gran favor, se saben unos privilegiados, y su agradecimiento es muy útil para ‘montar expedientes’, dulcificar informes, participar en tribunales de empleo público amañados, traerte chismes, neutralizar sindicatos y brotes críticos en el consistorio… Claro que eso no se contaba a los pedigüeños de empleo, sino que se daba por hecho -al menos por la parte contratante-, y si luego algun-a enchufada se ponía digno y se resistía a pagar su deuda laboral, venían-vienen los reproches del tipo «con todo lo que he hecho por tí» o «con lo que me debes, que tienes trabajo gracias a mí». Cuando algún enchufado salía rana, pasaba-pasa a la categoría de traidor, desagradecido que muerde la mano que le da de comer…
Podría contarles cientos de ejemplos de todo ello para apoyar mis afirmaciones (sufridos en primera persona, presenciados y narrados por las ‘víctimas’ directas). Pero no hace falta. Las espectaculares escuchas telefónicas a Berto y demás bertistas imputados en el Caso Arona 1 dan sobrado testimonio de todo ello. Y, en general, de todas las barbaridades que comentado en este post (por algo ese sumario o diligencias previas es el bestseller number one de este blog 😉 ).
Solo por enchufes a parientes y amiguísimos del alcalde prevaricador el magistrado instructor del Caso Arona 1, Nelson Díaz Frías, aporta pruebas de seis o siete delitos de tráfico de influencias «indiciariamente acreditados», fundamentalmente, con las escuchas telefónicas realizadas a Berto entre finales de 2006 y finales de 2008-principios de 2009 (se resume en un delito continuado de tráfico de influencias).
Y eso que en esa época ya había aflojado la cosa…
Las etapas más bestiales de enchufes bertistas en la Administración municipal aronera tuvieron lugar cuando llegó a la Alcaldía, en 2003, y durante su etapa de concejal de Servicios Sociales, Mayores, Participación Ciudadana y Empleo, entre 1995 y 2003.
Hay algunas excepciones. Incluso en aquella época de furor enchufador en el que si no tenías manga ni te rebajabas a hacerle la pelota al alcalde hubo alguito de personal que se ganó la plaza en áreas bertistas sin trampa ni cartón, por mérito propio. No deja de ser sin embargo la excepción que confirma la regla.
Si echamos un vistazo a las plantillas del centro de la tercera edad de Los Cristianos, de los servicios de mayores, de la guardería de Buzanada, Patronato de Servicios Sociales, sociedad municipal ADESA, Participación Ciudadana y Empleo, verán que una espectacular mayoría son familiares y vecinos de Berto, amigos suyos o ex clientes de su etapa de directivo de Caja Canarias en Cabo Blanco… Solo sumando los contratadxs de aquella etapa que residen en Buzanada, Cabo Blanco y sus alrededores, se quedarían con la boca abierta al ver el descarado desequilibrio con vecinos de, por ejemplo, Los Cristianos y Las Galletas (tengo el listado por ahí, pero me da cosilla por los trabajadores, a quienes no puedo evitar ver como víctimas de una política decadente y de un político manipulador… Espabiladísimas a menudo, pero víctimas al fin y al cabo).
Y si hubo algo de variedad en la residencia-familiaridad-amistad de las contrataciones de José Alberto González Reverón fue debido a los favores laborales concedió en aquel entonces a quienes tenía cerca: miembros de la Tercera Edad, directivos de las asociaciones de vecinos que tanto se afanó por potenciar en aquella época,… Y también debido a que en los puestos de mando-dirección hubo algo más de rigor y que en ese caso no puntuaba tanto ser de Arona, es posible que simplemente porque no hubiera candidatxs aronerxs conocidxs para los puestos de mayor responsabilidad técnica (luego, como alcalde, perfeccionó esa táctica de captación de votantes técnicos).
To be continued
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